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lunes, 17 de diciembre de 2012
Tocaste cada parte de mi cuerpo con tus manos tan suaves, recorriste cada lugar de mi pecho como el agua hacia una cascada. Esa sensación tan extraña, pero tan hermosa. Te miré a los ojos y vi como observabas mi rostro con dulzura, sabiendo que disfrutaba de sus mimos, y además de sus besos tan apasionados que me ha dado.
Nos dormimos por completo hasta el punto que nuestros labios estaban apoyados el uno al otro pero sin actividad, y que nuestras manos solo había quedado quietas, yo en su espalda y el en mi cintura.
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